Seamos educadores ambientales en tiempos de COVID-19

El origen y el alcance del COVID-19 a más de tres meses de la pandemia, aún es incierto. Varios indicadores señalan que las acciones humanas irresponsables con el medio ambiente natural y social son sus principales causas. Acciones irresponsables, individuales y colectivas, están al centro de los problemas globales que enfrentamos. Entre ellas se encuentran: basura en mares y océanos, generación de gases de efecto invernadero y su contribución al cambio climático global, maltrato animal, consumismo, mala alimentación, no hacer ejercicio y resistirse a cuidar el planeta tierra. La mirada retrospectiva hacia el origen del virus y las diversas proyecciones hacia el futuro están construyendo las certidumbres sobre las repercusiones del virus, pero una certeza es clara: la necesidad de interpelar la irresponsabilidad humana.

¿Cómo podría ayudar la educación ambiental a evitar ese tipo de problemas?

La crisis de salud actual requiere cuidados inmediatos para contener la pandemia, pero la respuesta a la crisis ha descuidado el cuidado y responsabilidad hacia nuestro entorno. La educación ambiental cobra vital importancia porque la base de nuestro bienestar y salud incluyen cuidar el medio ambiente y fomentar relaciones respetuosas y responsables entre las personas y todos los seres vivos. La educación ambiental es un proceso de enseñanza-aprendizaje para conocer y entender los procesos naturales y los servicios ecosistémicos; para crear conciencia sobre las problemáticas socio-ambientales que nos afectan; para conocer y reconocer nuestra relación con nuestro entorno; y sobre todo para orientar, iniciar y dar seguimiento a la resolución de problemas ambientales y sociales. Es claro que la educación ambiental no se trata de solo dar información o hacer campañas con carteles.

La educación ambiental también implica:

  • Comunidad. Trabajo solidario con diferentes personas para identificar problemas que nos afecten como la Covid-19.
  • Relevancia. Enlistar y jerarquizar las problemáticas (de salud, ambientales, sociales, culturales, emocionales, etc.).
  • Análisis. Analizar sus causas, consecuencias, a quién afecta, cómo les afecta, desde cuándo y por qué.
  • Planeación. Diseñar y planes acciones informadas para enfrentar el problema seleccionado y analizado; podemos emplear el conocimiento científico y popular, así como los resultados de nuestro análisis previo.
  • Acciones y respuestas. Poner en práctica el plan, estableciendo un calendario.
  • Evaluación. Estudiar los resultados, el alcance de las acciones, y los aspectos que se pueden mejorar.
  • Seguimiento. Realizar ajustes para reorientar acciones.
  • Continuidad. Reiniciar el proceso para atender una problemática socio-ambiental nueva o seguir con alguna de la lista inicial de problemáticas.

¿Qué podemos hacer en casa?

La educación ambiental la podemos practicar en las escuelas, oficinas, hogares y espacios comunitarios. Ahora que estamos en casa tenemos una gran oportunidad de ser responsables y actuar para cuidar el medio ambiente. Las medidas de confinamiento y distanciamiento social son un nuevo reto, pero ello no debe distraernos de ser responsables y cuidar nuestro entorno. Por ello, evita el uso de envases desechables, utiliza cubrebocas reutilizables, práctica formas alternativas de hacer ejercicio en casa. El ejercicio es clave para la salud; una buena salud reduce el consumo de medicinas, las cuales terminan en el drenaje y nuestros sistemas de recuperación y distribución de agua. Limita tu consumo de agua a lo necesario. Se solidario con quienes lo necesitan. Elabora composta en casa.

Las propuestas anteriores son algunas acciones responsables que podríamos practicar al afrontar la crisis del COVID-19 siendo educadores ambientales en casa. Por ejemplo, si hacemos composta podríamos iniciar un proceso de educación ambiental en nuestro hogar. ¿Sabías que un poco más del 50% de la basura que generamos son residuos orgánicos? Esos residuos se pudren en el basurero, generando gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático global. La composta es una manera responsable de hacernos cargo de los residuos orgánicos que generamos y con ello reducimos nuestra huella ecológica y producimos abono para nuestras plantas y jardín. Involucra a tu familia y comunidad en este proceso para juntos ser responsables  y cuidar de nuestro planeta. Para saber qué necesitas y cómo hacerla puedes comunicarte con nosotras o investigar en páginas confiables en internet. Adapta tu composta a las características de tu hogar y usa materiales reutilizables. Este sólo es un ejemplo sobre cómo ser educador ambiental en casa, tú y tu familia pueden identificar, jerarquizar, analizar y actuar para afrontar un problema socio-ambiental. 

Recuerda que la acción que emprendas tiene una razón de ser, no olvides por qué lo haces, cuál es el problema particular que estás afrontando, cómo contribuyes con ello a cuidar el planeta y cómo evitas amplificar problemáticas socio-ambientales como las originadas por la COVID-19. ¡Demostremos que somos capaces de manejar más de una crisis a la vez! No olvidemos la crisis socio-ambiental en la que nos encontramos. Todos somos responsables de disminuir las acciones dañinas que afectan el ambiente y nuestra salud.