El sistema inmune contra el SARS-CoV-2
Un pequeño microorganismo, de solo 120 nanómetros (.00000012 m) conocido como SARS-CoV-2, ha causado la muerte de casi un millón de personas en el mundo y es el responsable de que gran parte de la población se encuentre confinada.
Esto muestra, que para el sistema inmune no hay enemigo pequeño. El SARS-CoV-2 ha puesto a prueba el de todos los seres humanos.
Conocer los mecanismos relacionados con la respuesta inmunológica ante este virus, puede ayudar a entender la enfermedad y a enfrentarla.
Nuestro primer encuentro con el invasor
El SARS-CoV-2 pertenece a la familia de los coronavirus y es el causante de la enfermedad Covid-19. Hasta ahora, se han identificado siete coronavirus, que causan diversas enfermedades que van desde resfriado común, hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV).
El primer encuentro entre un individuo y el SARS-CoV-2 inicia cuando este penetra en el organismo, generalmente a través de las gotitas en suspensión que aspiramos por la nariz o la boca. El virus infecta la célula al fusionar su membrana grasosa con la membrana celular.
Una vez dentro, el coronavirus libera un fragmento de su material genético, llamado ácido ribonucleico (ARN). A partir de ese momento, se inicia la reproducción de copias del genoma del virus como si fuera una fotocopiadora fuera de control. Estas copias forman las nuevas partículas virales, quienes son liberadas al exterior de la célula y empieza a infectar a otras. La capacidad de replicación del virus es tan alta que cada cédula infectada puede producir decenas de miles de nuevas partículas virales.
¿Cómo nos enfrentamos al invasor?
El ataque contra el invasor inicia cuando nuestro organismo reconoce una molécula extraña y comienza a prepararse para defenderse. El sistema inmune es el encargado de esta función.
Este sistema consiste en un gran número de diferentes tipos de células, proteínas, órganos y tejidos que trabajan en conjunto para defendernos de los microorganismos y sustancias tóxicas que podrían enfermarnos. En particular, las células conocidas como leucocitos o glóbulos blancos desempeñan un papel importante en el sistema inmune. Hay un tipo de glóbulos blancos, conocidos como linfocitos T o células T que parece que son fundamentales en la guerra contra el SAR-CoV-2.
La guerra conta el invasor
Los anticuerpos son un componente del sistema inmune. Estas proteínas detectan cualquier elemento extraño que pueda entra al organismo. Frecuentemente, una vez que el sistema inmune se ha enfrentado con algún patógeno, los anticuerpos producidos persisten en la sangre, ofreciendo protección en el caso de que el organismo vuelva hacer atacado por el mismo patógeno.
Estudios realizados a pacientes que han superado la Covid-19 revelaron que, en pocos meses, una gran mayoría pierde los anticuerpos generados contra esta enfermedad. Sin embargo, los investigadores han encontrado que puede existir un tipo de inmunidad en el organismo humano que hasta ahora no se le había dado importancia.
Este tipo de inmunidad está relacionado con las células T, cuyo principal propósito es destruir a los patógenos invasores o las células infectadas.
Debido a que las células T pueden mantenerse en la sangre durante años después de una infección, se dice que contribuyen a la “memoria de largo plazo” del sistema inmune y le permiten organizar una respuesta más rápida y efectiva cuando el organismo se vuelve a enfrentar al mismo patógeno.
Científicos de la Escuela de Medicina Duke-NUS, en colaboración con varias instituciones académicas de Singapur, encontraron que las personas que se han recuperado de la Covid-19 tienen la presencia de cédulas T específicas de SARS-CoV-2, lo que sugiere que este tipo de células tiene un papel importante en la infección. También encontraron, que personas que se recuperaron del SARS hace 17 años, después del brote del 2003, todavía poseen cédulas T de memoria específica a este virus. Además, observaron que células T del SARS son capaces de reconocer fragmentos del SARS-CoV-2 y activarse. A esto se le conoce como inmunidad cruzada.
También se analizaron individuos sanos no infectados y se encontraron células T específicas del SARS-CoV-2 en más del 50 por ciento de ellos. Esto, podría deberse a la inmunidad cruzada obtenida de la exposición de otros coronavirus. El Dr. Antonio Bertoletti, del programa de Enfermedades Infecciosas Emergentes de Duke-NUS Medical School, Singapore General Hospital, sugirió que esto podría explicar el por qué algunas personas presentan síntomas leves ante la Covid-19.
Tan Yee Joo, profesora asociada a la investigación, asegura que se han iniciado “estudios de seguimiento a pacientes recuperados de la Covid-19 para determinar el tiempo que persiste la inmunidad de sus células T”. “Esto es muy importante para el desarrollo de vacunas y para responder preguntas sobre una posible reinfección”.
Aunque se ha avanzado en el conocimiento sobre el SARS-CoV-2, aún hay preguntas por resolver. Afortunadamente, las ciencias biomédicas avanzan a una velocidad asombrosa y miles de científicos están trabajando en la batalla contra el nuevo virus.