Hombres y COVID-19: el costo del machismo en México
Más del 60 por ciento de los fallecidos en México por el nuevo coronavirus han sido hombres. Al parecer, el cuerpo masculino ha mostrado ser menos resistente al virus, y tal vez el sentido de autosuficiencia y la masculinidad tradicional están jugando en su contra de los propios hombres en medio de la pandemia por COVID-19.
En Europa y Asia las primeras cifras señalaron en el primer bimestre de 2020 que la COVID- 19 tenía un 2.5% mayor de mortalidad en hombres respecto a mujeres, y cerca del 60% de los fallecidos en esos continentes fueron varones. Pese a que las cifras de contagio eran similares.
México a diferencia de los países europeos es una nación de obesos, hipertensos y diabéticos. Siete de cada diez personas que mueren por la COVID-19 tenían una patología previa. Del total de fallecidos el 43.6% padecían hipertensión, 37.8% diabetes, 24.6% obesidad y contrario a lo que en un principio se consideraba un factor clave en el aumento de decesos, solo el 8.16% consumían tabaco. Además, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), el 88.64% falleció en el hospital, mientras que solo el 11.36% lo hizo en casa.
Para agosto de 2020, México se encontraba con el 65.5% de defunciones en varones, por detrás de países como Nepal (82.8), Afganistán (78.6%), Kenia (77%), Tailandia (76%), Pakistán (74%) y Perú (70%). Es aquí donde factores como el machismo, la autosuficiencia y sensación de invulnerabilidad, se enfrentan a una complicada situación económica, de educación y sobre todo fisiológica que ponen a los hombres en contra del mayor reto que ha enfrentado el patriarcado: su propia supervivencia.
Las conductas machistas a lo largo de la pandemia se han hecho evidentes. Según datos de un estudio proporcionado por Carl Borchgrenvink, investigador de la Universidad de Michigan, tan solo el 31% de los hombres se lavan las manos con jabón, respecto al 65% de las mujeres investigadas. ¿El motivo? Los hombres creen que su organismo puede resistir los gérmenes.
Cristian López Raventós, sociólogo de la UNAM explica que: “El cuidado de la higiene debería ser algo generalizado, los hombres han creado el hábito de quitar importancia a este factor por el temor de ser calificados como femeninos”.
El género masculino, al igual que el femenino, han sido construidos a partir de mandatos exigidos universalmente a los hombres y mujeres respectivamente. Lo que ha supuesto que los hombres se deban comportar de la manera en que esté definida la masculinidad en sus culturas. Es decir, la masculinidad tradicional es el conjunto de valores, actitudes y conductas, que se establecen como reglas sobre lo que debe ser un hombre, pero sobre todo lo que no debe ser.
Estas actitudes son la manera en la que los varones suelen comportarse, por ejemplo, evitar sentir emociones, y sobre todo las expresiones que las acompañan. No profundizar en el dolor, ni verbalizar sus sentimientos, reaccionar de una manera agresiva ante cualquier ataque y dejar claro que no es una persona fácil de pisar. Así es como se dice que el hombre debe ser fuerte y soportar los problemas que le presenta la vida. Pero sobre todo ejercer el poder y marcar una hegemonía sobre aquellos a quienes no considera como iguales. Sin embargo, esta solo es la mitad de la historia.
¿Y los factores sociales-económicos?
Es cierto que las conductas masculinas traen consigo prácticas de riesgo, como las reuniones clandestinas, el escupir en la calle, la falta del uso del cubrebocas o la nula prevención frente al virus. No obstante, sería un error generalizar y pensar que todos los varones se han contagiado y fallecido por simple irresponsabilidad. La situación económica que atraviesa México con 52.4 millones de habitantes en situación de pobreza, ha obligado a la población principalmente masculina a salir a las calles y no respetar la cuarentena.
Solo que, a diferencia de países como Italia y Alemania, el gobierno mexicano no tiene la posibilidad de solventar los gastos de su población. Lo que da como resultado que una gran cantidad de personas que se han infectado no lo han hecho de manera imprudente, sino mediante el trabajo para llevar el sustento a sus hogares. Es importante señalar que el 57.3% de la población en México no cuenta con un sistema de seguridad social. No obstante, el gobierno mexicano abrió los hospitales para cualquier persona que lo requiera. Sin embargo, la cifra de hombres fallecidos continúa en aumento.
Si a la difícil situación económica se le agregan factores de machismo, roles de género, autosuficiencia, masculinidad tradicional y sistema fisiológico, los hombres en México se encuentran en una constante guerra entre mantener su perfil masculino, sostener a sus familias, protegerse del virus y sobrevivir a su propia vulnerabilidad.
Sociología vs Fisiología
La comunidad científica se encuentra en un dilema con la parte social. A pesar de que el sistema inmune de los hombres parece en mayor medida débil frente a las mujeres, los factores sociales y psicosociales son más fuertes en la explicación del porqué aumentan las cifras de hombres fallecidos. El fenotipo de hombre que muere en México según el estudio publicado por Héctor Hiram Hernández, investigador del Centro de Estudios Multidisciplinares de la UNAM, es de un hombre con escolaridad básica o sin estudios, mayor a los cuarenta años y que no tiene un trabajo estable.
En México conforme la pandemia avanza hombres y mujeres han relajado las medidas de prevención y cuidado por múltiples factores, a esto se le debe agregar el problema estructural que revela el estudio de Hiram Hernández, dos particularidades del país: la pobreza y la necesidad de trabajar en condiciones de riesgo.
Hugo López-Gatell, subsecretario de prevención y promoción de la salud, señaló que las condiciones económicas y culturales han llevado a México a rebasar las 60,800 muertes, de las cuales 39,216 fueron de hombres hasta finales de agosto del 2020. Y agregó que los padecimientos de los mexicanos como el tabaquismo, la diabetes e hipertensión, acompañados del déficit médico, el sistema alimentario, la desigualdad social e incluso la corrupción, fueron factores clave que impidieron frenar la cifra de fallecidos.
Las declaraciones del subsecretario sostienen todas las teorías anteriormente expuestas. Si bien el gobierno mexicano basó su sistema de medición sobre la pandemia en predicciones, las condiciones sociales y fisiológicas de los mexicanos son claves para entender el fenómeno, al ser el principal factor que se interpuso entre poder o no salvar a la población.
A pesar de que el virus ha marcado cierta tendencia sobre los hombres, es pertinente aclarar que no es un fenómeno de la COVID-19, sino la forma de enfermar y de morir que tienen las personas. Es decir, las mujeres sobreviven más que los hombres a la vida en general.
La COVID-19 ha sido la enfermedad que destruyó el 2020, hasta el momento no se tiene una explicación certera de porqué los hombres fallecen más que las mujeres. Los científicos aún se encuentran en el terreno de la teoría, sin embargo, los avances más recientes son los presentados.
Las condiciones sociales que se tienen en países como Tailandia, México, Perú, Pakistán, Afganistán o Kenia, los principales afectados en varones, hablan de una masculinidad tradicional y sobre todo de un sistema patriarcal del que no se puede dejar de lado a las mujeres, pero también remarcan condiciones económicas y estructurales estrechamente ligadas.
El sistema fisiológico de los hombres ha reportado menor resistencia al virus, sin embargo, se debe tener en cuenta las cifras de contagio entre hombres y mujeres, que son casi idénticas en la mayoría de los países. No solo los hombres han sido menos responsables en el cuidado y prevención del virus, sino también las mujeres. Solo que al parecer ellas no son el sexo débil.
El machismo ha colaborado en matar a su propio género. Los hombres se enfrentan a una batalla en contra de la femenina COVID-19 que ha marcado su bando en esta contienda. La baja respuesta inmune genética los ha hecho caer sin importar cuantas veces dejaron el jabón y la higiene de lado. La economía y el sustento familiar los ha puesto a luchar como carne de cañón en la guerra. Sin embargo, al parecer se ha escogido mal a los soldados en esta pandemia.