¿Cómo resignificar Navidad y Año Nuevo en medio de la pandemia?

Diciembre ya inició: los centros comerciales y los anuncios nos indican que estamos en temporada navideña. Fiestas, brindis, regalos, intercambios, cenas y compromisos estarían ya llenando nuestras agendas en cualquier otro año.  Pero… ¿Qué haremos en 2020?, ¿cómo convivir con amistades y al mismo tiempo cuidar a familiares que son población de riesgo?, ¿habrá que resignarse a un convivio digital y a distancia, como han sido las fiestas de cumpleaños este año?  

La cuestión no es solo resignarnos al confirmar que no habrá brindis o fiesta de fin de año o que la tradicional posada será este año en alguna plataforma digital.  El tema es mucho más profundo que eso.  

Si te invitaran a una fiesta “como las de antes”, ¿irías? Si la respuesta es sí, la logística implicará situaciones que hace 10 meses eran impensables: reuniones de afluencia limitada, mascarilla obligatoria y sana distancia.  

Esa famosa costumbre de “pasar a dar el abrazo” estará descartada y más con el riesgo de que en los próximos días volvamos a semáforo rojo (al menos en la CDMX) ante el incremento de ocupación hospitalaria a causa de contagios de COVID-19 .  

Resignifiquemos entonces las fiestas

Fingir que no pasa nada no es opción.  Y pretender que esta temporada no es relevante y puede pasar de largo tampoco parece deseable. Los seres humanos somos seres sociales y afectos a los rituales. La celebración de Navidad y Año Nuevo son fechas especiales para una enorme mayoría de la gente. Días que en el año son significativos para millones, pues  marcan finales e inicios de ciclo. Ésa es exactamente la oportunidad que tenemos en estas fechas bajo estas condiciones: hacer una pausa en el camino para hacer cierres y sembrar comienzos.  Acercarnos a nosotros mismos y a nuestros seres más queridos de una forma distinta.  

A continuación algunas opciones que podrían ser de utilidad:

  •  Aceptemos que será una época distinta (y difícil)

Muchas personas han tenido grandes pérdidas este año: Empleos, oportunidades, relaciones, estilos de vida o incluso seres queridos. El síndrome de depresión navideña, o “Christmas Blues”, será más fuerte este año y no ayudará el fingir que esas pérdidas (pequeñas o grandes) no pasaron.  

  • Aceptemos esos posibles momentos de soledad y tristeza

Evitemos en lo posible la “felicidad por decreto” que parece que nos imponen en esta época. Byung-Chul Han dice en “La sociedad del cansancio” que nos encontramos en una época donde nos forzamos a “ser felices” en todo momento o a recriminarnos el no serlo en una búsqueda obsesiva del máximo desempeño. Reconozcamos y respetemos esos sentimientos en nosotros y en otras personas.  

  •  Tendamos “cuerdas de vida”

Pidamos y ofrezcamos ayuda, compañía y relación. Los escaladores se unen a otros con cuerdas de vida en los ascensos más complicados.  Es un acto de enorme confianza y responsabilidad, una forma de indicar “estoy contigo y no te voy a dejar caer y sé que tú harás lo mismo conmigo”.   Siguiendo con esta analogía, ¿con quién quieres conectar o reconectar tu cuerda de vida?  La tecnología nos permite conectarnos con personas a miles de kilómetros o limitar el contacto con nuestros vecinos.  Levanta la mano y la voz e indica a tu compañero escalador cómo estás y pídele que haga lo mismo.

  •  Hagamos conscientemente rituales, viejos y nuevos

En otras latitudes y otros tiempos, esta época era justo el momento de hacer una pausa para evaluar y agradecer un ciclo más y planear y confiar en un nuevo inicio.  En una sociedad tan tecnologizada y moderna, retomemos algunas costumbres que parecerían obsoletas y adaptémoslas a este contexto:

    • Escribir una carta personalizada (y luego enviarla por correo electrónico) a aquellos con quienes queremos compartir nuestras experiencias, aprendizajes y reflexiones sobre este año.
    • Tengamos reuniones grupales y conversaciones individuales.  ¿Cuántas veces en alguna fiesta no pudimos hablar con esa persona especial porque no hubo oportunidad?  Ahora podemos pedir con anticipación a cada persona en una reunión virtual que piense y comparta en menos de 90 segundos un recuerdo o confidencia sobre su mejor Navidad.  Mejor aún, hay aplicaciones (algunas incluso gratuitas) que permiten generar rondas de conversaciones uno a uno en una sola reunión   Cada 2 ó 3 minutos podemos hacer cambio de interlocutor y volver a conectar con esos amigos o familiares con los que no hemos hablado en mucho tiempo.
    • Adaptemos las tradiciones.  Tal vez no sea el momento de hacer el pavo para 20 personas o la olla completa de bacalao.  ¿Qué tal entonces retomar otra receta de la abuela o probar un platillo totalmente nuevo haciéndolo justo con esta intención?
    • ¿Hay algún otro ritual que conozcas, se te ocurre empezar o actualizar?  ¡Compártelo!

La fecha en el calendario puede ser solo un número.  El tiempo o las circunstancias no cambian, quienes cambiamos somos nosotros.  Tenemos la posibilidad y responsabilidad de hacer que este tiempo realmente cuente y nos permita vislumbrar juntos un mejor futuro.

¡Muy felices (y significativas) fiestas!

Javier Pliego es consultor de empresas y coach ontológico.  Socio Director de Alchymería Organizacional. Apasionado por aprender, enseñar y compartir conocimientos para generar cambios significativos en personas y organizaciones.