Arte y mantenimiento cognitivo en contingencia

El brote de COVID-19 nos ha tomado por sorpresa a muchos de nosotros, nos hemos visto en la necesidad de adoptar nuevas medidas que implican cambios de paradigmas y maneras de dar respuestas a las demandas de nuestra dinámica cotidiana. Afrontar distanciamiento social, confinamiento, cambio en la estructura de realizar las actividades de la vida cotidiana, enfrentarme a bombardeos de los medios de comunicación, mayor interacción con los miembros de la familia cuando habitamos el mismo hogar, o la soledad de habitar mi propio espacio lejos de las personas importantes en m i vida.

Al parecer, la tecnología de la información nos ha salvado, ¿son las redes y los medios tecnológicos los que nos ha aportado mayor resiliencia en esta pandemia? Un acercamiento a dar respuesta a esta incógnita seria… En parte, los recursos tecnológicos nos han ayudado a sobrellevar esta pandemia, pero hay algo más, nuestras funciones cognitivas.

La Organización Mundial de la Salud refiere que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino el bienestar físico, mental y emocional, en este sentido, cabe mencionar que el arte como expresión lúdica de los sentidos ha servido como medio de comunicación y representación del mundo que nos rodea.  Desde las culturas primitivas hasta nuestra época se observa una relación con la concepción del ser y nuestra interacción con el mundo, no hay que perder de vista que en la manifestación artística el contexto juega un papel muy importante en la manera en que construimos nuestra realidad; el ámbito social, económico, político, cultural, educativo, religioso y tecnológico son elementos sin los cuales no se podría entender ni reflexionar sobre esta. 

La Cognición es el proceso de integración, transformación, codificación, almacenamiento y respuesta de los estímulos sensoriales, es el medio de entrada para los procesos cognitivos denominados procesos mentales superiores; pensamiento, lenguaje, memoria, atención, percepción, movimientos complejos y funciones ejecutivas.

Para Portellano las Funciones Ejecutivas (FE) son una función supramodal que organiza la conducta humana permitiendo la resolución de problemas complejos, a) capacidad para seleccionar, planificar, anticipar, modular o inhibir la actividad mental, b) capacidad para la monitorización de tareas, c) selección, previsión y anticipación de objetivos, d) flexibilidad en los procesos cognitivos, e) fluidez ideatoria, f) control de la atención (modulación, inhibición, selección), g) formulación de conceptos abstractos y pensamiento conceptual, h) memoria de trabajo, i) organización temporal de la conducta, j) habilidad para participar de manera interactiva con otras personas, k) autoconciencia personal, l) conciencia ética. 

La revista digital New Educator  publicó en 2002 un artículo sobre las aportaciones de Rand Spiro y su postulado de la Teoría de la Flexibilidad Cognitiva, esta teoría trata sobre preparar al individuo para seleccionar, adaptarse y cambiar el conocimiento y experiencias hacia nuevas rutas para poder liderar con situaciones diferentes a las que anteriormente se le presentaron, mediante el principio de “Aprender a Aprender”, “Aprender a generar el conocimiento” y “Aprender en colaboración”, con ello se establecen las bases para la construcción del conocimiento, alejándose del patrón de solo transmisión del mismo. En sus análisis Spiro menciona que “habitualmente los modelos de educación tienden a establecer rutinas, pero cuando las cosas no salen como la rutina lo estipulaba, entonces nos damos cuenta de que en realidad no estábamos preparados.”

Con este postulado me viene a la mente una anécdota relatada por un residente médico que tras un arduo y exitoso tratamiento por leucemia a un paciente, llegó por fin el momento en el que se le retirara el catéter por medio del cual recibía la quimioterapia, al retirarle el catéter venoso central, sufrió una embolia gaseosa, el residente había sido preparado para quitar el catéter pero no para saber qué hacer cuando la rutina enseñada se salía de control, lo que el debió hacer era colocar al paciente en posición tren de lemburg lateral izquierdo acción que contrarrestaría la embolia ocasionada por el aire que entro a la arteria; finalmente el paciente murió, no por leucemia, sino por el cambio de rutina.

Al inicio se habló sobre la importancia del contexto en la relación individuo y construcción del conocimiento, las tecnologías de la información y sus medios forman parte del día a día, es así que no podríamos imaginarnos lo cotidiano sin esta tecnología, Spiro, nos habla justamente del uso de recursos informáticos adaptamos a los modelos de construcción del conocimiento, justo como medio para el análisis y manejo de la información desde diferentes perspectivas; desde la complejidad del contexto, múltiples recursos, múltiples puntos de vista.

Gazzaniga pone de manifiesto un estudio realizado por el Dana Arts and Cognition Consortium, en el que se reunieron a neurocientificos cognitivos de siete universidades en Estados Unidos, para lograr responder ¿por qué la práctica de las artes está asociada a un alto rendimiento académico? Con las incógnitas respecto a si ello se debía a que quienes practican actividades artísticas tienes aptitudes especiales, o porqué la práctica de las artes realiza cambios en el cerebro que impacta importantes aspectos de la cognición. Este estudio revelo que el interés por el arte incluye elevados estados de motivación por lo que produce atención sostenida para un mejor desempeño en los procesos de aprendizaje, así mismo se encontró que los practicantes de música tienen un mejor desempeño en los procesos de memoria y en la representación de espacios geométricos, lectura y aprendizaje secuencial. Para los individuos relacionados con las artes dramáticas se mostró un mayor desempeño en los procesos de memoria y manipulación semántica. Para los estudiantes de danza se mostró una mejor ejecución de acciones complejas. La plástica y la apreciación estética, relacionados con la activación del circuito de recompensa y la dopamina, en este punto cabe hacer referencia a lo dicho por Aristóteles –De todos los sentidos la vista es la que mayor conocimiento nos produce-.

Por su parte, Efland, nos habla sobre el valor cognitivo del arte; desde la flexibilidad cognitiva se abre la puerta al análisis complejo, en este discurso no importa la obra en sí, sino la capacidad del individuo para aprender a partir de la experiencia artística; desde la  construcción del conocimiento se establece que  la realidad debe ser analizada desde diferentes perspectivas; desde la imaginación se establece que la misma  ayuda a establecer nuevas conexiones neuronales (plasticidad cerebral), abriendo la puerta de la creatividad.

El arte como herramienta exponencial de los sentidos sirve como elemento base de los procesos de percepción e integración de la información del medio para la generación de respuestas creativas, entendiendo para este contexto a la creatividad como la capacidad de generar respuestas innovadoras a situaciones planteadas.

Justo es momento de replantearnos el papel de las artes en esta nueva era que estamos viviendo, el beneficiarnos de los recursos cognitivos derivados, se vuelven elementos indispensables para gestionar los modelos de afrontamiento y adaptación durante y tras el COVID-19. Mediante el principio de la plasticidad cerebral; esta capacidad de las neuronas de restructurarse anatómica y funcionalmente tras estímulos exteriores, la practica o contemplación de las artes constituyen un recurso cognitivo que nos apoya al mejoramiento de nuestro bienestar físico, mental y emocional de frente a la digitalización y los nuevos modelos de vida que estamos y estaremos experimentando.

 

Grupo Interdisciplinario en Neurociencias y Arte

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