¡Aún estás a tiempo de cumplir tus propósitos!

Según la mitología romana, Janos o Ianus es el dios de los comienzos, las transiciones y los finales; de hecho, el nombre del primer mes de año proviene de Janeiro que derivó del latín Ianurius. Por miles de años, hemos asociado cada enero con la posibilidad de nuevas oportunidades y por eso muchas personas aprovechamos la coyuntura para redactar nuestros propósitos de cambio. Los más comunes son perder peso, hacer ejercicio, dejar de fumar, ser más amable y ahorrar dinero. 

Al principio nos esforzamos por cumplirlos, pero cada día que pasa vemos cómo se desvanece gran parte de nuestra motivación inicial. De acuerdo con dos estudios llevados a cabo por John C. Norcross, jefe del Departamento de Psicología de la Universidad de Scranton en Pensilvania, Estados Unidos, sólo entre el 40 y el 46% de las personas logran mantenerse firmes a sus propósitos al cabo de seis meses. Si bien ese porcentaje es digno de aplausos, Norcross ha enfocado sus investigaciones en tratar de aumentarlo y encontrar formas de ayudarnos a cumplir lo que nos propusimos. 

Lo primero que Norcross señala es que los propósitos que no podemos medir no son recomendables porque las metas ambiguas tendrán resultados ambiguos. Si no establecemos maneras de medir nuestros avances, entonces realmente no podremos saber cómo vamos, si apenas nos estamos desviando de la meta o si ya vamos por un camino completamente distinto. Esto quiere decir que no basta con querer “hacer ejercicio”, sino que hay que establecer magnitudes como cuántos días a la semana o durante cuánto tiempo. 

Por otro lado, está la confianza que depositamos en nuestra propia capacidad para lograr la meta, es decir, qué tanto confiamos en que podemos cambiar nuestra conducta. A esta confianza se le llama autoeficiencia y se relaciona con lo realista o alcanzable de la meta de en sí. Por ejemplo, proponernos bajar 15 kilos puede ser mucho más difícil de lograr que si nos planteamos bajar 5. Esto no quiere decir que no podamos bajar 15, pero llegar a la meta de haber bajado 5, puede ser motivación para bajar otros 5 y luego otros 5 más. 

En cuanto a la motivación, Norcross afirma que no es algo que “tenemos”, sino que se trata de una serie de pequeñas conductas que podemos incorporar en nuestro día a día.  Algunas de las estrategias que sugiere para incrementar nuestra motivación son: 

  • Monitorear nuestro progreso haciendo un registro para comparar el progreso de nuestro cambio de conducta, y esto refuerza la importancia de establecer metas medibles
  • Recompensar nuestros logros a través de premios saludables o cumplidos que refuercen dicha conducta, y con ello no se refiere a comernos una dona porque hicimos ejercicio, sino a consentirnos con un baño caliente
  • Procurar que nuestro entorno sea propicio para cumplir nuestras metas (como cuando programamos recordatorios) y tratar de no exponernos a situaciones que pudieran desviarnos de nuestro objetivo o que nos impida alcanzarlo 
  • Rodearnos de personas que apoyen nuestras metas y a quienes podamos recurrir para que nos alienten a seguir trabajando en alcanzarlas cuando sintamos que nuestra fuerza de voluntad comienza a disminuir

Norcross también señala que hay propósitos que van bien juntos, como hacer ejercicio y bajar de peso, pero hay otros que no encajan naturalmente y que podrían resultar un fracaso, como hacer dieta y dejar de fumar. El problema no está en la intención, sino en cuánto tiempo, energía y esfuerzo se requiere para cumplirlos. Para no sentirnos abrumados y desmotivados, lo mejor es comprometernos con uno o dos propósitos relacionados como máximo. 

Un último consejo de Norcross es que consideremos que lo importante no es establecer la fecha en que empezaremos a cambiar nuestra conducta, sino diseñar un plan de acción porque la probabilidad de fracaso aumenta sin este. Por ejemplo, si el propósito es correr 30 minutos tres veces a la semana, desde antes podríamos considerar darnos chance de solo caminar los días que sintamos cansancio para no dejar de ejercitarnos o que siempre salgamos habiendo comido de menos una manzana para no tener un bajón de azúcar (lo que implica cerciorarnos que siempre haya manzanas en casa). 

Como lo recomendable es hacer el plan y luego establecer la fecha, cualquier día es un buen día para decidirnos a adoptar conductas que puedan mejorar nuestra calidad de vida. ¿Cómo vas tú con tus propósitos de año nuevo? Porque hoy 26 de enero a punto de concluir el primer mes del año (o cualquier día que estés leyendo esto), es una fecha perfecta para empezar o retomar el camino.

 

Claudia Hernández García es comunicadora de la Ciencia. Universum, Museo de Ciencia de la UNAM. Síguela a través del hashtag #DespéjateConClau en redes sociales.