Volver a la nueva normalidad para ser otros

No puede dejar de rondarnos por la cabeza la pregunta qué pasará con nuestra salud mental y hábitos al volver a la nueva normalidad. Estamos en el presente pero, para la gran mayoría es imposible quitar la vista en lo que vendrá. Sin reparo y con la menor ansiedad posible, debemos imaginar los diversos escenarios que una situación como la pandemia por COVID-19, puede desencadenar.

Si bien, cada respuesta tras el regreso a la nueva normalidad dependerá de las estructuras de carácter que subyacen en nuestras respuestas naturales a lo que estamos viviendo y de los mecanismos que cada uno usa para afrontar la vida en general: de distintas formas y con diferentes secuelas se entenderá, se procesará y se aceptará. Notaremos que somos vulnerables pero no impotentes. Y los cambios que se den no tendrán que ser del todo negativos.

Pero más allá del posicionamiento de cada uno deberemos preguntarnos: ¿será diferente nuestra forma de ser y relacionarnos después de este confinamiento. Comparto algunas reflexiones de lo que quizás habremos descubierto al volver a la nueva normalidad:

  • Que se pueden mantener las relaciones, aún a distancia. Y que en este sentido, la tecnología ha sido una aliada importante, porque las distintas plataformas nos permiten acercarnos en el mundo virtual y de una manera “curiosa” mantenernos actualizados, conectados y contenidos.
  • Que se puede descartar de nuestras vidas a aquellas personas que no tienen que ser más parte de nuestro círculo cercano.
  • Que se puede ampliar la gama de actividades que nos proporcionan placer y ocio casero. Y que quizás esta experiencia puede derivar en hobbies, goces, intereses y recursos que no imaginábamos podríamos conquistar.
  • Que reconoceremos cuánto menos necesitamos consumir. Y que no solo el ahorro nos beneficia sino el “consumo” de experiencia y el desarrollo de vínculos.
  • Que distinguiremos hábitos útiles e inútiles que teníamos arraigados sin siquiera notarlo.
    Que experimentaremos, ahora sí “en carne propia” y con mayor conciencia que somos seres sociales y creativos. Estamos redescubriendo nuestra emocionalidad que seguramente bullirá más, tras el confinamiento. Esto generará ¿más arte? ¿más parejas? ¿más hijos? ¿más proyectos? ¿menos pedos?
  • Que confirmaremos que la tecnología llegó para quedarse: home office, arte digital, relaciones a distancia, terapias virtuales.
  • Que nos tomará tiempo desafiar el temor al acercamiento físico. ¿Qué tanto me acerco a quién?. Si antes era en lo sexual el recelo, quizás ahora se extienda a lo puro relacional.
  • Que perderemos miedos a otros “contagios sociales”: ¿clase, preferencia sexual, raza, género? Quiero soñar que habrá mayor igualdad. ¿O retomaremos rápidamente la distancia que generan los privilegios?
  • Que los mercados se ajustarán de forma diferente. Algunos están sufriendo terribles consecuencias pero otros han salido reforzados. Imposible negar que cambiará la apuesta económica y financiera ¿Qué areas de oportunidad surgirán como nuevas maneras de hacer negocio?
  • Que en esta sociedad de actividad frenética se está generando una educación para el ocio que nos obliga a parar y a reflexionar. Los espacios “vacíos” permiten relajación y creación.
  • Que los gobiernos y la sociedad en su conjunto, está redescubriendo el valor social del conocimiento científico y la divulgación de la ciencia.
  • Que se puede integrar lo paradójico: la solidaridad dentro de la individualidad. Tanto dentro de una mismo inmueble, o en un barrio, ciudad, o a un nivel mucho más amplio. Y confirmar que somos más interdependientes que independientes, por lo que no sobrevivirán los “más fuertes” sino los que se apoyan.
  • Que también desarrollaremos nuestra capacidad de resiliencia, pues será más de una pérdida de las que nos tendremos que recuperar. Incluído aquí la capacidad de posponer la frustración y posponer la gratificación.
  • Y quizás, que los adolescentes (tan criticados por su inmersión en la tecnología) han hecho en este encierro cosas no tan distintas a sus hábitos previos: relaciones online, juegos, música, videos, redes, entre otras. Pienso que desbancaremos la falsa idea de que los nativos digitales son menos sociales y confirmaremos que hay mucho solitario de bar, y muchas personas “solas” en casa conectando a través de videojuegos y otras plataformas en compañía. Agrego, que no cabe la menor duda de que la tecnología se va a acelerar.

Ya sea que este tiempo en casa haya sido agradable y placentero por haber avanzado en algún proyecto o disfrutado de tus seres queridos, estés en posición de “¡en sus marcas, listos, fuera!” para salir de casa y realizar tus actividades o incluso, si tienes miedo a salir: lo importante es volver al mundo para ser otros…

¿No lo creen? ¡Bienvenidos y bienvenidas el cambio!

 Tere Díaz Psicoterapeuta

@tedisen